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Del Gran Premio de Canadá se pueden sacar varias conclusiones. Siete exactamente, como la cifra de carreras disputadas y pilotos que han subido a lo más alto del podio. La primera y más notoria es que este Mundial de F1 está siendo una locura, con siete ganadores distintos en las siete carreras disputadas.
Segunda: Que en Red Bull, aunque la FIA les tenga más que controlados, siguen teniendo capacidad de reacción suficiente como para hacer entrar a Vettel a cambiar neumáticos a seis vueltas del final y evitar una debacle como la que le sucedió a Alonso con su Ferrari.
Tercera: Que la mejoría de la escudería de Maranello es evidente, pero que con «pequeños» errores como el de no cambiar las ruedas a Alonso pueden perder un Mundial (cualquier punto vale en un título con tantos candidatos). De Massa, mejor no comentar mucho. Cuando no tiene coche mal, y cuando lo tiene hace un trompo y pierde siete posiciones (ver para creer)
Cuarta: Hamilton tiene unos mecánicos malos no, lo siguiente, pero a pesar de todo ahí está él para recuperar en pista el tiempo que pierde en boxes. ¿Estarán pensando en cambiar?
Quinta: Button se desdibuja en cada carrera. Una mal y otra peor. Menos mal que ganó la carrera de Australia. Mucho tienen que cambiar las cosas para el británico que ve como día a día se le escapan las opciones para luchar por el Mundial.
Sexta: Schumacher no tiene suerte este año (tampoco). Cinco abandonos en siete carreras no son un buen bagaje, mientras tanto su compañero Nico Rosberg sigue sumando puntos y subiendo su caché.
Séptima y última: Kimi y su Lotus tendrán que ganar la octava carrera de la temporada, por esto de no romper la racha. ¡Qué pedazo de Mundial!