Photo by MercedesAMG/Facebook
El alemán Nico Rosberg consiguió en Australia la primera victoria de la era de los motores V8, que han marcado cambios significativos en la reglamentación y han causado problemas a algunos pilotos que todavía no se han adaptado bien a ella.
Aunque era Hamilton el que salía desde la pole, nada más apagarse el semáforo Rosberg se colocaba al frente del grupo, puesto del que ya no se movería hasta cruzar la bandera a cuadros. Impecable la carrera del Mercedes, que ya partía como claro favorito para alzarse con el triunfo.
Pero no todo fue así de fácil para el resto de corredores. Hamilton rompía su monoplaza en las primeras vueltas y se veía obligado a abandonar. Poco después lo haría Sebastian Vettel, después de casi dos años en que cada prueba era un paseo triunfal por el asfalto.
Un toque entre Sergio Pérez y Felipe Massa dejaba fuera de combate a ambos, mientras que el otro Williams, el de Bottas, que también sufrió un incidente, pudo regresar a pista y concluir en Albert Park.
Fernando Alonso se tuvo que conformar con la quinta plaza que consiguió el sábado en la clasificación, después de algunas duras peleas, como la que protagonizó con el Force India de Nico Hulkenberg, al que adelantaría en un pit stop, pero que de nuevo le superaría en la pista.
Mal inicio de Ferrari que aunque anuncian cambios para Barhein no han dejado buenas sensaciones en inicio de campeonato, donde Raikkonen ha pasado casi desapercibido, de no ser por el choque contra las protecciones de la QP. Y peor el de Lotus, ya que sus dos coches abandonaron.
El hombre del día, además de los dos que completaron el podio, sin duda fue Kevin Magnussen, el nuevo fichaje de McLaren. Impresionante pilotaje ante sus paisanos (es australiano) y un tercer puesto que sabe a gloria en su debut en la categoría reina del automovilismo.
Lo importante de la carrera de Australia es que, por fin, la F1 ha vuelto a tener emoción. No hay monopolios, de momento, y muchas jóvenes promesas vienen plantando cara a campeones del mundo y experimentados corredores que tampoco van a tirar la toalla. ¡Esto promete!