Así vivimos el GP de San Marino de MotoGP

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El GP de San Marino de MotoGP es una experiencia única para los amantes del motociclismo. Una cita que este año vivimos en directo y que os queremos contar cómo transcurrió. Tras aterrizar en Bolonia y disfrutar de la hospitalidad de una bellísima ciudad como San Marino, el sábado llegó la hora de la verdad. Los entrenamientos libres del viernes ya apuntaban a una ‘guerra’ abierta entre Rossi (que llegaba a ‘casa’ crecido tras su victoria de Silverstone), Lorenzo y Marc Márquez.

La clasificación dejaba el ambiente aún más caldeado, con estos tres hombres abriendo parrilla. Lleno de ‘no hay billetes’ en el trazado italiano y ambiente de gala para presenciar las carreras. Las camisetas, gorras y pancartas para animar al 46 se imponían con arrolladora mayoría al resto de colores. Muchas banderas y recuerdos para el añorado Marco Simoncelli y también los ‘ducatistas’ poniendo el toque rojo desde su tribuna, junto a un nutrido grupo de fans de Márquez, quienes no se cansaban de agitar su bandera desde el ‘prato’.

Se acercaba la hora de la verdad. Desde primera hora de la mañana del domingo, miles de aficionados iban llegando al Misano World Circuit Marco Simoncelli. Autobuses, motos, coches y viandantes iban accediendo al recinto.

Tras los warm up la tensión iba creciendo. Más gente iba llenando gradas, tribunas y entradas de césped. Nadie quería perderse el espectáculo. Moto3 dio la salida a una jornada que comenzó con el coreado triunfo de Enea Bastianini en su ‘territorio’. Primera victoria del Mundial y emoción de los ‘tifosi’ cuando el himno italiano sonaba en Misano y ‘La Bestia’ se quitaba el casco y mostraba al mundo su nuevo look: pelo rapado y pintado con los colores de su bandera.

Otro compatriota lograba subir al cajón: Niccolo Antonelli. Oliveira completaba este plantel de lujo en la categoría pequeña.

Las nubes comenzaban a hacer sombra al mismísimo sol. Comenzaban las especulaciones sobre si la lluvia aguantaría o no. Entretanto, Moto2 saltaba a pista. Rins se llevaba a Aegerter por delante en las primeras vueltas y Zarco vio otra oportunidad de oro para afianzar, aún más su título. Nakagami, que siempre resurge en la pista donde se dejó la vida su amigo Shoya Tomizawa hace ya 5 años, volvía al podio, con Rabat como testigo.

Los motores de las MotoGP empezaban a rugir al mismo tiempo que las banderas amarillas comenzaban a ondear con más fuerza. Por un momento las gradas parecían estar teñidas del ‘yellow’ del 46. Los pilotos saltaban a pista para configurar la parrilla. Salió Valentino Rossi y empezó el delirio. Misano era una fiesta: la gran fiesta de las motos, la gran fiesta de los ‘tifosi’ y de los ‘rossistas’, llegados desde todos los lugares del planeta.

Pero quedaba aún un invitado por aparecer. A menos de media hora del inicio de la prueba la lluvia hacía su aparición, desmontando todas las estrategias de los equipos, que habían rodado en seco durante todo el fin de semana.

El corazón de pilotos y aficionados latía aún más fuerte. Todos recordaban que Rossi en lluvia es muy superior a Lorenzo. Se apagó el semáforo y el agua comenzó a arreciar con más fuerza. En boxes preparaban la segunda moto con slicks. Empezó el baile en los garajes. Con neumáticos intermedios continuó la prueba, donde Rossi adelantaba a sus dos directos rivales ante una grada que se rompía las manos a aplaudir a su ídolo.

Por momentos la lluvia paró. La pista comenzó a secarse. Tocaba volver a cambiar ruedas para que la degradación no hiciera estragos en las 10 vueltas que faltaban para la conclusión. Las pulsaciones iban creciendo entre mecánicos, pilotos y aficionados. Márquez entraba, Lorenzo hacía lo propio y Rossi aguantaba en pista.

El destino, siempre caprichoso, le jugó una mala pasada al 99. Unas pocas curvas después del último cambio de moto, se iba al suelo, en una caída que, por fortuna, no tuvo mayores consecuencias que el 0 que se llevó de esta prueba.

La grada rugía. El Mundial se ponía muy de cara para el 46, quien entró a siete vueltas del final a boxes y salió quinto, posición con la que se tendría que conformar tras caer la bandera a cuadros.

Un podio insólito el de la categoría reina. En lo más alto Márquez, y dos británicos, Bradley Smith y Scott Redding, ocupando los lugares de privilegio.

No había terminado de sonar el himno español cuando la marea amarilla comenzó a invadir la pista. Miles de personas, ataviadas con gorras, banderas o camisetas, se acercaban hasta la zona de los garajes. Terminada la ceremonia, el grito unánime de ¡Vale, Vale! sonaba más fuerte que nunca. Y aún sin haber quedado entre los tres primeros, Valentino Rossi se llevaba la ovación de la jornada.

Un momento inenarrable, único, histórico. Un momento que sólo se puede vivir en Misano, en ese GP de San Marino es cita obligada para los que quieran disfrutar del espectáculo del motociclismo en estado puro. Nosotros ya lo hicimos y va a ser difícil de olvidar. Gracias, una vez más, al staff de visitsanmarino.com, que fueron partícipes de nuestro sueño. Ahora sólo queda pedir un deseo: volver.