Aunque fue en Valencia donde hicieron su ‘reaparición’ oficial Jorge Lorenzo y Valentino Rossi en forma de figuras de cartón, la verdadera ‘cremá’ llegó en Qatar la misma noche grande de las Fallas tras el anuncio del italiano de su renovación con Yamaha hasta 2018.
Y es que, al parecer, ambos pilotos tenían ya los contratos sobre la mesa, pero Rossi fue el primero en mover ficha. Una jugada maestra del nueve veces campeón del mundo cuando ni tan siquiera se ha disputado la primera carrera del año. Eso, junto a las declaraciones de Jarvis ‘avisando’ a Lorenzo que el acuerdo tenía fecha tope, hizo que el mallorquín encendiera la mecha de una hoguera que los responsables del Mundial y también del equipoquisieron apagar después del incidente de Sepang, pero cuyas cenizas se avivaron una vez terminada la clasificación.
Lorenzo, preguntado por la renovación de su compañero de equipo, no dudó un instante su respuesta: «Rossi ha renovado ya porque no tenía más opciones. Yo no necesito firmarlo ya. Soy el vigente campeón del mundo y por mi pasado yo sí tengo donde elegir. A mi me han ofrecido un contrato mejor que el anterior y soy el mejor valorado de la parrilla».
Y si ya en pista Rossi empezó a quemarse con el mallorquín por una acción en pista que no dudó en recriminarle, además de pedir un punto de sanción como hiciera Jorge en Misano, cuando conoció la «opinión» de su vecino de box, no pensó dos veces su respuesta: «Para irse a Ducati (la opción que más suena en el futuro de Lorenzo) hay que tener huevos (sic)… así que Lorenzo se quedará en Yamaha.
La mecha, lejos de apagarse, parece avivarse más. Y sólo llevamos dos días de Mundial. Sólo cabe esperar que el aire del desierto se lleve las cenizas de esta hoguera y que la última traca, la buena, la prenda el mejor en Cheste el próximo mes de noviembre.