Quizá tuvo que ocurrir una desgracia como la de Salom para enterrar el hacha de guerra. En Montmeló, territorio Márquez, y tras su victoria en MotoGP, Rossi y el de Cervera estrecharon su mano en el parque cerrado.
Aplauso unánime de la afición por este gesto de dos grandes pilotos que rompieron su relación tras el incidente de Sepang y la polémica carrera de Valencia en la que Valentino perdía su décimo título mundial en favor de Lorenzo.
Sonrisa de satisfacción en la cara de ambos. Ni recelos ni rencores, aunque, por supuesto, los hechos están ahí y se da por supuesto que la estrecha relación que mantenían antaño no volverá a ser igual, como ambos han explicado.
El viernes el motociclismo perdió a Salom, quien seguramente sea el ‘causante’ de este acercamiento del que los más beneficiados somos todos aquellos que amamos este deporte de sentimientos encontrados y mucha pasión.