Marc Márquez ganó en Phillip Island. Y lo hizo en la que es, sin duda, la mejor carrera del año de MotoGP. Un espectáculo desde que se apagó el semáforo, que terminó con Rossi y Viñales en el podio.
El actual campeón del mundo de la categoría reina, que salía desde la pole, vio como Miller arrancaba como un misil y lograba rodar en solitario durante algunos giros. Pero una vez que dieron caza al australiano, crecido en casa a pesar de la lesión que sufrió hace 15 días, se juntaron en la cabeza algunos de los máximos favoritos.
Rossi, en uno de sus trazados favoritos, también quería ganar. Se encontró una vez más con Zarco, que no sólo puso en peligro la integridad del italiano, sino que también se las tuvo con el propio Márquez, Viñales e, incluso, Iannone, que quiso unirse a esta fiesta del motociclismo.
Máxima emoción en este grupo de cabeza, en el que nadie daba el brazo a torcer, y en el que el más listo fue el de Cervera, que tras protagonizar el esperado duelo con Viñales, y a pocos giros del final, se puso primero y comenzó a tirar.
No encontró rival posible, ya que por detrás Rossi, Viñales, Iannone y Miller demasiado hacían con controlar los inconscientes adelantamientos de Zarco, a mayores ‘rookie’ del año de la categoría reina.
Cara para el español y cruz para su máximo rival, Andrea Dovizioso, que ya partía muy retrasado en parrilla, y que además se coló en las primeras vueltas, viéndose relegado a la vigésima posición. Logró remontar hasta la decimotercera y cedió 22 puntos ante Márquez. Ahora 33 separan a ambos en la lucha por la corona, que irá a parar a manos del de Cervera en Sepang sólo con acabar por delante del italiano.