¡Qué rápido pasa el tiempo! Demasiado. Hace ya un año que se confirmaba la peor de las noticias para todos los que amamos el motociclismo. Nicky Hayden moría en un hospital de Italia tras sufrir una brutal colisión cuando circulaba en bici por una de las rotondas cercanas al circuito de Misano.
Un año sin el chico de Kentucky, aquel que lloró como un niño cuando en 2006 ganó el título mundial de MotoGP y paseó la bandera de Estados Unidos con el orgullo de quien ama su deporte y a su país.
Es difícil asimilar cada día que ya nunca más vas a estar en la parrilla de salida, que nunca más te vamos a ver luchando en la pista con ese estilo único de pilotaje. Nos quedamos con una frase que tú mismo pusiste en Instagram en una foto en Motorland codo a codo con Valentino Rossi: ‘Forever young’ (por siempre joven).
Te marchaste pronto, muy pronto. Demasiado. Pero si existe algo en el cielo te sentirás feliz de ver el recuerdo que hoy y cada día desde aquel fatídico 22 de mayo de 2017 guardamos todos de ti.
Te imaginamos sonriendo, feliz y, por supuesto, con tu moto y ese dorsal 69 que pusiste para que tu familia no tuviera duda si había una caída de que eras tú, porque se leía igual hacia arriba o hacia abajo.
No queda mucho más que decir. Suponemos que seguirás guardando el mismo amor eterno por Jackie, tu prometida, un ejemplo de entereza, y a la que seguramente puedas colocar esa alianza que ya estaba preparada cuando os reunáis en la eternidad.
Ya tienes un rincón especialmente dedicado a ti en el circuito de las Américas. En unos días una estatua perpetuará tu recuerdo en Owensboro, la ciudad que te vio nacer, crecer y hacerte campeón del mundo, y en la que han aportado su granito de arena todos los que allí viven y sabían la gran persona y mejor piloto que tenía allí.
Te echamos de menos, Nicky. Mucho. Eres eterno y lo sabes, pero nos encantaría que estuvieras aquí entre nosotros y seguir contando tus hazañas en pista. ¡Hasta siempre, campeón!