Dani Pedrosa puso el broche de oro al fin de semana en Jerez, en donde dominó todos los entrenamientos menos los ‘superlibres’, con una contundente victoria de semáforo a bandera en el trazado andaluz.
Y es que el piloto de Honda hizo una carrera perfecta desde que se apagó el semáforo. No hubo dudas, ni errores y, además, la moto tenía la puesta a punto necesaria para no decaer en la última parte de la prueba.
Por detrás, Marc Márquez, que no pudo dar alcance a su compañero de equipo y que sumó 20 puntos de oro en el campeonato. El triplete español llegó de la mano de Jorge Lorenzo, que por primera vez pudo tomar las riendas de su indomable Ducati y subir al tercer cajón. Un revulsivo para el mallorquín tras un principio de temporada para olvidar.
Y si la cara fue para las Honda, la cruz se la llevaron las Yamaha (oficiales, claro está). Viñales se tuvo que conformar con una discreta sexta plaza y Rossi con una aún más discreta décima plaza. El todavía líder del Mundial vio cómo le pasaban las satélites de Zarco (que otra vez estuvo a punto de llevárselo puesto) y de Folger, además de la Pramac de Petrucci y la Aprilia de Aleix Espargaró.
La otra Ducati de fábrica, la de Dovizioso, cruzó meta en quinta posición, completando así el ‘top ten’ de esta extraña carrera donde la pista causó estragos en la parrilla de la categoría reina.
En primer lugar se fue al suelo Bautista, que arrastró con él a Miller. El australiano se levantó seriamente cabreado y propinó un empujón al español. Un gesto antideportivo, que seguramente le costará una sanción y por el que luego pidió disculpas.
Después llegarían las caídas de Crutchlow, Pol Espargaró, Andrea Iannone y Tito Rabat, que tuvo que ir a la Clínica Móvil a pasar una revisión. El último español en parrilla fue Héctor Barberá, que finalizó duodécimo.