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En 1871 era Le Mans era escenario de la guerra franco prusiana y el príncipe Federico Carlos de Prusia luchaba con sus tropas por hacerse con el control de la parte occidental de Francia.
Han pasado ya casi 150 años de aquelllo, y Le Mans se prepara para vivir otra batalla. En esta también habrá perdedores y ganadores, pero no a caballo, sino sobre motos. Y decimos que será una nueva batalla a juzgar por las cifras del Mundial de motociclismo.
Aquí no habrá príncipes ni combatientes, sino un nutrido grupo de pilotos, algunos con más fortuna que otros, ansiosos de cruzar la meta en primer lugar en un trazado de 4.200 metros de longitud, con cuatro curvas de izquierda y nueve de derechas, además de una recta de 450 metros que los corredores aprovecharán, sin duda, para hacer adelantamientos de vértigo.
Le Mans es un circuito que gusta a los pilotos, como ya ha declarado Jorge Lorenzo. También es un trazado de anécdotas. Unas alegres, como que fue allí donde Valentino Rossi consiguió su último podio hasta el momento, y otras menos agradables, como el accidente entre el malogrado Simoncelli y Dani Pedrosa, que terminó con la fractura de clavícula de éste.
Pero lo mejor para los aficionados es que este domingo les esperan otras tres carreras de esas que dejan sin respiración, ya que aquí nadie quiere dar su brazo a torcer y todos quieren ganar su particular batalla en Le Mans.