Que te vaya bonito (nuestro homenaje a Luis Salom)

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No sé por dónde empezar. De hecho, hubiera querido no tener que empezar esta carta de despedida. No me gusta decir adiós, así que sólo te diré «que te vaya bonito», Luis Salom. Escribo con la sensación de que esto ha sido un mal sueño, pero no. Esto es la dura realidad. A las 16.55 tu corazón dejó de latir. El nuestro estaba en ‘stand by’ desde que la bandera roja empezó a ondear y supimos que eras tú el que habías sufrido la caída que provocó que se suspendiera el entrenamiento.

Fueron 90 minutos eternos, sin noticias; algo indicaba que la cosa no iba bien. Mutismo total y muchos dedos cruzados pidiendo que no fuera nada. Y es que, campeón, te habías ganado el cariño y el respeto de tus compañeros y de todos los aficionados al motociclismo. Todavía recuerdo tu sonrisa en el último podio. Esa sonrisa que regalabas cada día.

Eras feliz corriendo en moto, y eso te hacía seguir luchando cada día por llegar a lo más alto. Compañera en este viaje de trágico final era María, tu madre, tu admiradora, tu fan número 1, la que celebraba cada éxito y estaba a tu lado cuando las cosas no salían bien. Amor en letras mayúsculas, ese amor que únicamente da, de forma completamente desinteresada, aquella persona que durante 9 meses te llevó en su vientre y que hoy, seguramente, te dio el último beso antes de que empezaran los segundos entrenamientos libres. Me voy quedando sin palabras mientras que de mis ojos siguen brotando las lágrimas de desconsuelo.

Me quedo con aquel inolvidable final de campeonato en Valencia con Viñales y Rins. Estuviste a punto de rozar la gloria. Pero Maverick fue el más listo en aquella carrera y se llevó un título que os habíais ganado a pulso los tres. Me quedo con ese podio que llegó casi por casualidad, con esa sonrisa infinita, con tu mirada soñadora, con tu talento y tu talante.

Te has ido demasiado pronto, campeón, y has dejado un vacío difícil de llenar. El mundo del motociclismo llora tu pérdida. Se ha ido el 39, otro dorsal maldito ya en el Mundial. No tengo mucho más que decirte, ‘mexicano’, sólo «que te vaya bonito». Nunca te olvidaremos, Luis Salom. ¡Buen viaje!.

P.D: ‘Da recuerdos a Marco, a Shoya, a Kato y a todos los que hoy te están esperando para dar gas en el cielo’.